Abel quiere arreglar de manera rápida el feo que se le hizo a Forlán en la entrega de la Bota de Oro. Considera que es imperdonable que ni técnicos ni sus compañeros estuvieran presentes en el acto y está planificando un acto de desagravio al uruguayo que sintió en lo más hondo de su corazón el encontrarse sin su gente en un momento tan importante en su carrera deportiva. El técnico rojiblanco sigue intentando solucionar sobre la marcha los despropósitos que se deciden en las oficinas del Calderón. Mucha mano izquierda está utilizando Abel con un grupo que no está unido y en el que, gracias a las decisiones de sus jefes, tiene que lidiar con más de uno de los que pidió que fueran vendidos en verano. Incluso se ha tenido que morder los labios en el apartado de los fichajes. Ahora ha pedido dos nuevos refuerzos, ya que debido a lo apretado del calendario se queda corto de elementos y lo que no quiere es tener un banquillo lleno de chavales.

El jefe sigue pensando que con lo que tiene puede hacer un buen papel y ya está variando algo su planteamiento de la defensa adelantada, procurando que su retaguardia juegue unos metros más cerca de su portería. Sabe sus problemas y procurar encontrar soluciones. Jurado se va a convertir en el enganche que se viene solicitando, Maxi lo tiene claro para figurar en el once titular, y Ujfalusi es el lateral que buscaba y por eso le encantaría que los Reyes le dejaran un central de categoría. No se plantea el futuro ya que sabe cómo se la gastan en la casa atlética y su objetivo sigue siendo entrar en la Champions. Ahora tiene pesadillas pensando en el virus FIFA y sus consecuencias para la cita contra el Osasuna.