En el Atleti ocho meses son un siglo
Como los días en el Atleti parecen años, da la sensación de que Abel lleva en el cargo mucho más de los ocho meses y pico que en realidad suma. En ese plazo tan limitado le ha dado tiempo a encontrarse un cadáver, resucitarlo, indignar a la afición con la suplencia de Forlán en Oporto, coger una racha de triunfos como no se recordaba, atar la Champions en plena euforia, sufrir un verano de vodevil, avasallar al Panathinaikos para soñar con un gran año, entrar en crisis, vivir una revuelta social, estar sentenciado y salvar el puesto. No está mal para un plazo en el que el común de los mortales a duras penas decide si se compra un coche o no y si playa o montaña. Por eso es positivo que haya salvado el match point, porque su trabajo, bueno o malo, aún está en desarrollo y no está claro todavía si su Atleti es el del final del curso pasado o el del inicio de este.
Hagamos balance hasta el momento. Aciertos: retrasar a Forlán (aunque ahora éste se queje) fue clave para su explosión goleadora, quitar galones a un Maxi que no es el que fue, mandar lejos a Seitaridis y Maniche, apostar por Jurado, mirar a la cantera, dar un plus de carácter a un vestuario timorato... Errores: tragar con el embolado que le creó Pitarch este verano sin poner el grito en el cielo, utilizar en exceso el "yo" cuando la cosa iba bien, rendirse demasiado pronto con Banega, atreverse con el rombo en el Camp Nou, experimentar sin mucho tino con jugadores y puestos en la defensa... Aún sin evaluar: el sistema de líneas juntas con la zaga adelantada, buena apuesta para la que le faltan centrales rápidos, pero que ha dado síntomas de mejoría. Si logra que funcione, como los goles de Kun y Forlán van a volver, la balanza caerá de su lado.