Pellegrini debe olvidarse de todo lo ocurrido hasta ahora y no mirar para atrás. Cierto que hasta la fecha el borrón de Sevilla es el único que tiene en su estimable cuenta de resultados (siete victorias en ocho partidos oficiales). Pero la afición le ha suspendido en dos asignaturas que debe aprobar ya: jugar bien y apostar por un once-tipo. Entiendo los recelos del chileno si Valdano le cuenta lo que sucedió con Queiroz. El portugués resultó un fiasco. Se tiró toda la temporada con sólo una docena de jugadores contrastados y pasó olímpicamente de los Pavones porque no eran "la raza ariana" (sic).

Cuando Ronaldo fue baja por lesión en la final de Copa de Montjuïc no se atrevió con Portillo (jugó Raúl de nueve) y en Mónaco naufragó Borja de titular al faltar el sancionado Beckham. El Madrid se quedó sin las tres hojas del trébol y quedó claro que sólo con Galácticos no se podía alcanzar el paraíso. Mala administración de recursos, batacazo que te crió. Pero Pellegrini sí tiene esta vez fondo de armario para dejarse de gaitas y poner sobre el tapete todo el caviar del que dispone. Estas dos semanas de reflexión le han venido bien. Verse solo en Valdebebas le habrá hecho entender que maneja una plantilla cañón. Por ejemplo, si Higuaín es el salvador de Argentina por encima de Agüero y Tévez deberá ser titular de una vez. ¿O me equivoco, míster? Y más ahora con la baja forzosa de Cristiano. Por un momento creí que vivíamos el Día de la Marmota. No me olvido de lo que le pasó a Figo...