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David Alonso

Mirando hacia el futuro con humildad

Cuando uno vive un presente tan gris como Alonso, tiene dos opciones: hundirse en su propia agonía o mirar hacia el futuro. Suzuka evidenció que, pese al oasis de Singapur, este atípico Mundial ha sido un penoso deambular sin rumbo para Fernando y su R29. Aún así, los últimos estertores de su relación con Renault no deberían oscurecer los tiempos de gloria. Sus posibilidades de triunfo este año han sido las mismas que las de Belén Esteban de ser ministra de Cultura, pero bajar del trono a la mina también ha tenido su lado didáctico, porque le ha hecho mejor piloto. En breve llegará la hora de aplicar todo lo que ha aprendido en su paseo por los bajos fondos pero hay una consigna imprescindible: frenar la euforia.

Se debe desterrar la idea de que fichar por Ferrari implica que le entreguen los títulos de campeón uno tras otro. El Cavallino lleva dos años sin alcanzar la cima (habrían sido cinco si Ron Dennis no hubiera regalado el título a Raikkonen en 2007), sufrieron veinte de sequía (1980-1999), Schumacher tardó cinco en ser campeón, Prost y Mansell nunca lo fueron vestidos de rojo, Berger y Gilles Villeneuve tampoco... El escudo no gana solo. El nombre tampoco. Todo requiere un proceso. Alguersuari lo está comprobando ahora. Criticarle por dos accidentes no es justo. Su misión es acumular experiencia y los errores ayudan a progresar. Eso sí, reconocerlos no es delito. Nadie nació sabiendo y él absorbe rápido. El tiempo será su juez.