Como las elecciones generales

Como las elecciones generales

Estamos a un día de la elección de la sede de los Juegos de 2016. Cuatro ciudades en la final y las cuatro convencidas de ganar, aunque no todas partan con las mismas posibilidades. ¡Cómo van a decir lo contrario! Esto es como cuando llegan las elecciones generales: no hay partido que no vaticine su victoria. Pues aquí lo mismo. Gallardón, Lissavetzky, Blanco, Aguirre, hasta el Rey y Zapatero nos dicen que vamos a ganar. Y nosotros también decimos que sí, sobre todo porque lo deseamos de todo corazón. Igual que cuando los afiliados a un partido jalean a sus líderes en un mitin, convencidos de que su política mejorará el país. Pero luego llegan las elecciones y el resultado lo deciden no los incondicionales, sino el conjunto de la ciudadanía.

Por eso la propaganda no hay que hacerla aquí, sino entre las 106 personas con voto. Madrid lo ha hecho, sin duda. Y sus esfuerzos se dirigen en Copenhague a convencer a los indecisos. Se estima que son una docena, número suficiente como para variar el resultado de la votación, sobre todo en la primera y segunda ronda, cuando los votos se reparten mucho. Éste es el temor de Madrid: no tener votos en la primera ronda, ni siquiera los europeos, cuyos intereses están en los Juegos de 2020. Si Madrid organizara los de 2016 se anularía la posibilidad de que los Juegos volvieran a Europa por tercera vez consecutiva. Por eso me cuentan que Samaranch trabaja con denuedo por restar votos a Tokio. Así no caeríamos a la primera. Después ya veríamos.