¿Soñamos con la mejor revancha?

Siempre es un gustazo que Fernando Alonso consiga un buen resultado, especialmente una victoria. Y más ahora, cuando llevamos ya tanto tiempo de sequía de éxitos que casi se nos ha olvidado la satisfacción que produce ver a uno de los nuestros en la cima del mundo. Y puestos a pedir, me encantaría que el asturiano nos diera una gran alegría este domingo en Singapur. Sería la mejor forma de enjuagar los sinsabores que nos ha dejado durante las últimas semanas este mismo gran premio del año pasado, además de silenciar todas esas voces que se han alzado para cuestionar su triunfo de 2008.

Porque pensar que Alonso logró aquella victoria por el accidente de Nelsinho (maldita la hora) es una lectura demasiado simplista. Sin duda que la maniobra le benefició pero, como él bien ha explicado, a continuación se tuvo que jugar la vida como en cada carrera, además de esperar que el resto de las circunstancias le fueran propicias. Por supuesto que hubiera preferido que todo lo que ocurrió con la trama urdida por Briatore fuera un mal sueño, pero eso no le resta ni un ápice de valor a la exhibición del español. Ojalá que las cosas le vayan bien desde hoy, él también merece una satisfacción entre tanto descrédito.