Ya está bien de regalar partidos
Ha pasado ya tres veces. En Lille van ganando 0-1 y a los pocos minutos y faltando un suspiro para acabar el partido, los franceses empatan por un mal despeje de Bruno. Ante el Sporting, ganando 2-1 y el rival con 10, le echan más casta y les llega para empatar. Y ayer se adelanta el Valencia con un maravilloso gol trenzado entre Mata, Joaquín y Villa y de inmediato el Getafe empata. Me van a perdonar todos los que miren al banquillo, que yo también lo hago, pero el problema parece más profundo. De picardía o veteranía no puede ser, porque el Valencia tiene más que el Lille, el Sporting y el Getafe. De calidad individual uno contra uno, menos todavía. Entonces ¿qué está pasando? ¿Dónde está el orgullo y el espíritu de esos millonarios que decoran el césped? Sé que fueron muchos 10 cambios en rotación ante el Lille. Quien discutiera el castigo a Miguel dejándolo fuera, ahí lo tuvo ayer en Getafe, haciendo aguas junto a Mathieu, Alexis y el milagro Maduro (milagro que juegue en el Valencia).
Por cierto otra tontería más: Miguel se cambia las botas en la jugada en la que empata el Getafe por su banda. Yo también hubiese sacado a Zigic por Marchena, mucho antes que llegara el 3-1, pero veo algo más profundo. No dejemos de mirar al césped: es imperdonable que con la diferencia de calidad que el Valencia tiene comparado con Sporting y Getafe te hayan tocado la cara. Y así es porque hoy, si no pones testiculina y competitividad, te empata o gana cualquiera. Pregunten a Manolo Preciado y Míchel.