Renault se merece un castigo

Pues resulta que el enrabietado Nelsinho decía la verdad. Yo no podía ni imaginarme que algo así pudiera ocurrir, pero Renault ha reconocido que el piloto brasileño, alentado por Symonds y quizá con el beneplácito de Briatore, se accidentó premeditadamente para beneficiar a Alonso en el GP de Singapur 2008. Una decisión tan deshonesta como escandalosa que ahora puede quedar impune porque los tres implicados están ya fuera de la escudería. Si finalmente es así, si el lunes el Consejo Mundial de la FIA deja zanjado el asunto conformándose con el sacrificio previo de los culpables, la F-1 terminará por perder la poca credibilidad que ya le queda. La gravedad de los hechos es tal que su esclarecimiento debería servir para algo más que saciar la sed de venganza de Mosley.

Espero y deseo que Renault reciba algún tipo de sanción. Dejo en mano de los expertos si debe ser económica, deportiva o judicial, pero me niego a aceptar que semejante tropelía quede impune. Un equipo de carreras no puede poner en peligro deliberadamente la vida de su piloto, de los demás que están en pista e incluso de quienes se encuentran en el circuito y marcharse de rositas. No me consuela que los malos de la película ya no salgan en la foto. De materializarse el acuerdo que la FIA ha sellado con Renault para garantizarle su inmunidad, se crearía un precedente terrible para este deporte. Desde ese instante, todo valdrá porque con tan sólo buscar un chivo expiatorio el problema quedará resuelto. Y a mí, al menos, esas reglas de juego no me sirven