Negociar es admitir la infracción

Estaba cantado. La mera existencia de este conflicto entre Renault y Nelsinho Piquet era una garantía firme de que la situación se iría deteriorando con su propia evolución. Sobre todo cuando el proceso se ha visto adulterado por filtraciones interesadas, traducidas en un juicio paralelo que nunca ha debido producirse, independientemente de cuál sea su veredicto. Y yo cada día entiendo menos lo que está pasando. Porque Briatore no puede defender su inocencia a capa y espada al mismo tiempo que los abogados del equipo negocian con la FIA una salida amistosa a este feo asunto. Entrar en ese juego supone admitir que la infracción existió, a mí no me vale que lo justifiquen diciendo que lo que buscan es el mínimo perjuicio para los intereses de la marca.

Cuando se es inocente, se debe confiar ciegamente en la justicia. Incluso cuando está en manos de un personaje como Mosley, enajenado por su hambre de venganza. Supongo (por lo menos lo he visto en las pelis de abogados) que la negociación es una estrategia habitual en los juicios, pero cuando lo que está en entredicho es la honorabilidad de una marca, el prestigio de una escudería e incluso la decencia de sus componentes no creo que se deba andar con tretas tan poco esclarecedoras. Hasta ayer creía (era sólo una impresión dictada por la lógica, no un juicio de valor) que las acusaciones de los Piquet eran un auténtico disparate; hoy ya comienzo a dudarlo. Porque debería prevalecer la verdad, no intereses que tan poco tienen que ver con el deporte.