Valverde lo tiene ahora en la mano
La Pandera era el puerto más duro en cuanto a porcentajes de toda esta Vuelta, y si encima llegaba después de otras dos jornadas durísimas de montaña, como resultado ayer vimos a los ciclistas entrar en meta casi uno a uno. Alejandro Valverde pasó de tener la carrera en peligro a casi sentenciarla, porque no se puede decir que la tenga en su mano con una etapa con final en Ávila, otra por la sierra de Madrid con ascensiones a Navacerrada, y la contrarreloj final de Toledo. Aún queda mucha tela, pero sí que es cierto que el murciano ha madurado, ha aprendido de sus errores pasados, a aplacar su ímpetu y a regular sus fuerzas.
La diferencia que mantiene ahora Valverde con sus rivales, 31 segundos sobre Robert Gesink y 1:10 respecto a Samuel Sánchez, le dan margen suficiente para la confianza. Además, dispone de un gran equipo, como es el Caisse d'Epargne, para controlar los días en los que el pelotón se pueda ver afectado por el viento. La pena es que Cadel Evans, el mejor especialista contra el crono, cediera en Sierra Nevada más de un minuto por culpa de su avería y está ahora tan alejado. De no ser por su percance, hubiéramos tenido espectáculo y la carrera totalmente abierta hasta el último día.