Víctor Fernández
¿Tan difícil es ver lo obvio?
¿Tan difícil es ver lo obvio? No hay críticas exacerbadas, no hay campañas orquestadas, no existen fantasmas detrás de las esquinas, no se esconden asesinos en las sombras, no hay azotadores de catetos.
El debate que arrastra Jiménez desde sus primeros días sólo es estimulado por su filosofía contraria a los principios sobre los que está armado este Sevilla. Crear víctimas e identificar enemigos son tristes estrategias de los manipuladores.
La afición no aborregada y la corriente crítica sólo piden que el Sevilla juegue con la valentía de ayer. Con laterales ofensivos, con dos extremos, con Zokora barriendo el centro del campo y con dos delanteros. ¿Tan difícil es ver lo obvio? Adriano y Negredo son dos futbolistas extraordinarios que otorgan un plus especial que no se debe despreciar.
Jiménez le reclamó a la afición ese hambre de gloria que arrastró al equipo a firmar su etapa más dorada. El planteamiento es erróneo. La pasión no se ha perdido en Nervión, pero el hambre de buen fútbol y valentía desata reacciones airadas cuando el plato que le ofrecen es mediocre.
No fue un partido perfecto. Aún hay que encontrar el control que no supo ofrecer ayer Renato, aunque el camino se ha reconducido. La mejor forma de acabar con el debate.