Con Cesc se garantiza el juego de toque

Viendo jugar anoche a Cesc, nadie diría que chupe banquillo ni que tenga veintidós años. Su aparición renovó las ganas de seguir acumulando victorias. En cada balón, el jugador del Arsenal quería hacer la jugada del partido para reivindicarse. Le sobra ambición y calidad para acabar encontrando su sitio en el equipo titular. Es encomiable que un jugador que está entre los cinco mejores de la Premier League asuma esa lucha por estar en el once de Del Bosque en cada oportunidad que le dan.

Tiene más mérito su actuación porque ayer la Selección estuvo espesita, con menos recursos, sabiendo que el trabajo para estar en el Mundial se ha realizado hace muchos meses. Pese a todo pudimos comprobar la versatilidad del jugador criado en la cantera del Barça. Cualquiera de los cuatro puestos del centro del campo le sirve. Hace perfecto los relevos a Xavi, cae por cualquiera de las dos bandas y, sobretodo, tiene llegada cuando se sitúa por detrás de los dos delanteros. A todo eso hay que añadir un maravilloso desplazamiento largo de balón. Vamos, que el dorsal que llevaba en la espalda le venía como anillo al dedo: tenemos un jugador diez para mucho tiempo.