Esta es la Vuelta más española

Esta es la Vuelta más española

A las ocho y cuarto de la mañana ya sonaban pasodobles por las calles de Zutphen; a las doce del mediodía las campanas de la iglesia repicaban con las notas del himno español; casi una hora más tarde, repetían el himno para dar salida a la tercera etapa de la Vuelta con el público gritando olé al paso de los ciclistas; las rotondas de Laag Keppel aparecían adornadas con banderas españolas; en Berg en Dal la policía holandesa pidió mucha precaución a la caravana de la Vuelta porque la multitud no cabía literalmente en las calles. Eso no era la Vuelta, era el Tour subiendo un coloso de los Alpes con la gente haciendo pasillo a los corredores. Holanda sigue sorprendiendo. La Vuelta jamás ha conocido en sus 74 ediciones tanto fervor.

La Vuelta llegó ayer a Venlo, y en la meta no cabía un alma. Y anuncian que hoy en Lieja habrá más gente aún. Con una afición así, el ciclismo no puede morir por mucho que corredores como Astarloza, sabido ya su positivo en el contraanálisis, siga dando bofetadas a la credibilidad de su deporte. Holanda ama el ciclismo tanto como el fútbol. Quizá más, porque todos los holandeses montan en bicicleta, pero no todos juegan al fútbol, y eso que lo hacen de maravilla. Para un holandés el ciclismo es espectáculo, es admiración y es devoción. Por eso se han volcado con la Vuelta y están agradecidísimos de que recorra su país. Para la historia quedará que gracias al ciclismo Holanda y España quedaron hermanadas el año de la fecha.