Una cima de... ¡15 metros!

Una cima de... ¡15 metros!

La Vuelta pasó fugaz ayer por Witteveen, uno de los muchos pueblos idílicos que hay en Holanda. Witteveen se vistió de fiesta. De fiesta roja y gualda. O roja y amarilla, como prefieran. Había que vestir el pueblo de España. Como muchos otros. Pero Witteveen más que ninguno. Con banderas o colocando en el tendedero ropa roja y amarilla, roja y amarilla... Niñas vestidas de sevillanas en las cunetas, cuadro flamenco en la plaza, piezas de Paco de Lucía... No hay pueblo en España que pueda celebrar el paso de la Vuelta con semejante españolía. Pero es que Witteveen tenía mucho que agradecer a la Vuelta, y la Vuelta es al fin y al cabo imagen de España. ¿Y qué celebraba Witteveen? El tener un puerto de montaña con ¡15 metros de altitud!

No es broma, no. Hasta se hicieron camisetas conmemorativas de la cota de Witteveen, que coincidía con un badén para que los coches disminuyan la velocidad. Leezer pasará a la historia por haber sido oficialmente el vencedor de un puerto de montaña que no existe. Pero paso de montaña tenía que haber. Castilla-La Mancha, que es el patrocinador del Premio de la Montaña, lamentó no aparecer en el podio hasta que vengan los muros de Flandes, y la Vuelta le hizo el favor de poner una montaña simbólica en la etapa de ayer. Pues resultó un acierto y no cabe molestarse por ello. Witteveen vivió la mayor fiesta española conocida en Holanda gracias a la Vuelta, convertida estos días en embajadora del deporte español.