Capitanes con objetivo europeo
El vestuario del Espanyol está más unido que nunca. Lo dicen ellos, lo piensa y lo ve Pochettino y no hay duda de que es así. En estos tres últimas semanas, la desgracia ha querido que este equipo haya alcanzado un grado de madurez altísimo, ideal para empezar una temporada que será, de cualquier modo, atípica. Porque Jarque no estará pero sí su espíritu, reflejado en un brazalete que va a llevar Iván de la Peña.
D ecía un jugador ayer que "no hacía falta lucir un brazalete para sentirse capitán". Quizá lo decía por él, pero también por Iván, que nunca lo lució hasta que lo haga felizmente en la segunda jornada de Liga. O por todos los compañeros de esa piña en que se ha convertido el primer equipo del Espanyol. Desde De la Peña hasta los últimos en llegar, Forlín y Marqués, deben sentirse partícipes y capitales activos de un reto magnífico: recolocar al Espanyol en el mapa de la felicidad y en Europa. Empieza el fútbol y el baile de objetivos. El de los pericos debería ser luchar con los mejores en una Liga en que el tercer puesto se lo disputarían los atareados Atlético, Sevilla y Valencia... Y el Espanyol.