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Forlán sigue con el santo de cara

El Atlético ha crecido mucho en un año. Tanto que entrar en la fase de grupos de la Champions ha sido como coser y cantar. Se ha metido sin ningún sobresalto. Tenía la lección aprendida del verano pasado, que regresó con un 1-0 en contra de Genselkirchen. Esta vez hizo los deberes en Atenas (2-3) y eso invitaba a la afición rojiblanca a una plácida noche de fútbol. Una noche sin tensiones, porque antes de que Leto pudiera sacar los colores a Heitinga, el de siempre, el Bota de Oro, o sea, Forlán, no dio tres cuartos al pregonero. A los cuatro minutos gracias a él, el Atlético se puso 1-0, aunque el gol fue de Vyntra en propia meta al desviar un tiro del uruguayo. Tocaba quitarse tensiones de encima y disfrutar, pero a los atléticos le van más los partidos locos.

Este equipo no está hecho para tocar y tocar, porque entre otras cosas no tiene ese jugador que canalice el juego. Pero ha aprendido a manejar mejor los partidos. Eso debe caer más que en ninguno en el haber de Abel, que lo ha conseguido con su machacona insistencia de adelantar la defensa y juntar más las líneas. Eso ayer fue suficiente para tener maniatado al Panathinaikos, un equipo pegajoso capaz de deslucir el espectáculo. Como el árbitro, empeñado en no dar nunca la ley de la ventaja. El partido no tuvo la emoción que el de agosto pasado, pero sí el mismo éxito: el Atlético metido en el sorteo para la fase de grupos de la Champions. Será entonces cuando vengan las grandes emociones. Más si Forlán tiene el santo de cara tan pronto.