El proceso es irreversible, aunque puede prolongarse más de lo previsto. Rossi marcha hacia el ocaso de su carrera, mientras que Lorenzo se dirige a su plenitud como piloto. Es ley de vida. Lo que ocurre es que, por ahora, sus caminos no se han cruzado... y puede que tarden en hacerlo. Valentino es mucho Valentino y está en condiciones de seguir dando guerra durante largo tiempo, lo que puede llevar a desquiciarse a la mayoría de sus rivales. Como le ocurrió ayer al mallorquín. Jorge tenía mejor ritmo que su compañero de equipo y quiso imponerlo, lo que le llevó a obcecarse en la defensa de un liderato que, en esa fase de la carrera, no parecía trascendental. El resultado ahí está: una caída, cero puntos en su casillero y el noveno título de El Doctor a la vuelta de la esquina.

Rossi gestiona la guerra psicológica con sus rivales como nadie más sabe hacerlo, porque es inteligente y tiene mucha más experiencia que, en este caso, Jorge. Una cualidad que resulta clave en su estrategia, como ya lo fue en su día, por ejemplo, con Sete Gibernau. Por suerte, las cosas ahora son distintas y el italiano irá bajando poco a poco la guardia mientras el español sigue creciendo en MotoGP y aprendiendo de sus propios errores, como éste de Brno. Por eso estoy convencido de que, quizá más tarde que temprano, Lorenzo le ganará a Rossi un mano a mano y entonces todo cambiará. Lo importante es no olvidar jamás que no se debe menospreciar a un grande como Valentino, que en cuanto te descuidas te la lía. Partiendo de esa premisa, todo será algo más fácil.