Vuelve la fiebre por ir al estadio
Una servidumbre del nuevo proyecto de Florentino es que la expectación que ha creado entre sus aficionados es proporcional al rechazo que provoca entre sus rivales. Se asocia grandeza en los fichajes con prepotencia. Se tacha de exhibicionismo barato el llenar el estadio para ver la presentación de las nuevas figuras. Craso error. El fútbol se mueve por emociones y la afición madridista ha recuperado esa sensación de acudir al estadio para ver algo que algún día podrá rememorar con intenso brillo en los ojos. Por eso se han agotado las entradas para el trofeo Bernabéu, pese a que el rival sea casi de pega tras la baja del Milán. Bueno, por eso y porque han puesto entradas a seis euros para los no socios. También porque llevamos sin fútbol más de dos meses.
Se habla mucho de los derechos televisivos, que pueden llegar a cubrir casi un tercio del presupuesto. Se realza la venta de camisetas y todo el negocio de mercadotecnia, pero la afluencia de socios al estadio también ocupa un lugar preferente. En este nuevo proyecto, llenar el Bernabéu resulta básico. Por venta de abonos, entradas, palcos de lujo, etc, el club puede cubrir otro veinte por ciento del montante anual. Para lograr el objetivo es necesario que jueguen los mejores del mundo y que la política de precios sea racional. Hay cabida para abonos de 1.500 euros, pero también para que en todos los partidos se puedan poner a la venta un número de entradas baratas que sigan regenerando el interés por acudir a ver en vivo el espectáculo.