Ir deprisa no es igual que ganar

Ir deprisa no es igual que ganar

Cualquier gran campeón tiene un don natural para ir a saco en un aparato con motor, sea del tipo que sea. Es una realidad incontestable, refrendada por las muchas experiencias de este tipo que hemos ido viendo a lo largo de los años: Loeb con el Red Bull, Rossi con el Ferrari, Schumacher en las Superbikes... Conceptos como velocidad, equilibrio, frenadas, potencia, trazadas... son comunes para todas las especialidades y aparecen de forma inevitable en el ADN de estos deportistas de élite. Sin embargo, los matices aparecen cuando hay que cruzar la frontera entre simplemente ir rápido y ganar, ser el mejor entre los mejores.

Es en ese punto donde comienzan las complicaciones. Casi ninguna estrella se atreve a arriesgar el prestigio conquistado en una especialidad probando fortuna con seriedad en otra, sencillamente porque ellos también saben mejor que nadie que el desafío es peliagudo. Tanto como que John Surtees ha sido el único en toda la historia capaz de proclamarse campeón mundial de dos disciplinas, Fórmula 1 y motociclismo. Y lo suyo fue en otros tiempos, menos profesionalizados y exigentes que los actuales.