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Carlos Marañón

El secreto de la fórmula mágica...

Más que un estado de ánimo, el fútbol ha acabado convirtiéndose en una fórmula mágica secreta, como la Coca-Cola. Con ingredientes misteriosos e inexplicables. Por eso, las contradicciones a veces acaban dando sentido a los equipos: Xabi Alonso no es el prototipo de futbolista que gana partidos él solo, y sin embargo se ha convertido en la pieza clave e imprescindible para que el engranaje madridista funcione. Una individualidad tan generosa que su función es simplemente activar al colectivo, ese álbum compuesto por los mejores cromos del mundo. Si quería ser alguien en la temporada 1982-83, necesitabas tener el cromo de Molinos, noble defensa del Espanyol. Los había mejores, los había más famosos, los había más guapos... Estaba el cromo de Maradona, el de Schuster, el de Stielike, el de Kempes... Pero el más difícil de encontrar ese año, el único que podría completar la colección era otro, justamente el que nadie imaginaba.

Estaba llamado a ser un fichaje más, uno de los nombres de esa lista con la que Florentino Pérez iba a recuperar en un año lo que tenía que haberse hecho en tres. Pero día tras día, mientras el álbum se iba llenando con otros nombres y el once daba síntomas de falta de equilibrio, Xabi Alonso se ha convertido en el cromo más buscado, el único que puede dar sentido a la colección. El centrocampista guipuzcoano es el ingrediente último para que la fórmula madridista salga del laboratorio de Manuel Pellegrini con el sello 'magistral'.