¿Habré recibido la visita del señor Alzheimer?
Ayer me invadió una terrible preocupación. ¿Estaré engañando a mis lectores con falsos recuerdos? Ojeando La Sombra del Águila, reciente autobiografía de Bahamontes, casi nada coincide con lo que guardo en mi memoria. Fui apasionado bahamontista desde mis doce añitos. Leí, recorté y conservé sus crónicas, sus fotos, las noticias buenas y malas, que de todo hubo, sobre mi admirado Fede. Viví con enorme satisfacción su victoria en el Tour de Francia e incluso viajé ese verano a Santander para poder verle en un critérium en la península de La Magdalena, con Gaul, Riviere, Anquetil, Baldini Sirva como ejemplo lo narrado por Bahamontes sobre su primera etapa vestido de amarillo en aquel Tour triunfal. En mis recuerdos no aparece Geminiani atacando en el descenso del Iseran. Tampoco una escapada con ocho de los primeros quince clasificados de la general. Ni siquiera el riesgo de que Anglade pudiese quitarle el maillot amarillo, ya que estaba a más de cinco minutos y por detrás de Hoevenaers y Pauwels. Mucho menos que Anquetil, Riviere y Geminiani se negasen a colaborar en esa gran ofensiva, para mí inexistente.
Sí recuerdo, en cambio, que Gaul y Bahamontes pasaron a 5:30 de los escapados Gimondi y Christian por el Iseran. Diferencia similar al paso por el Pequeño San Bernardo, setenta kilómetros después. En medio no recuerdo incidencia alguna. Gaul, Anglade, Saint y Baldini cazaron a los dos fugados para llegar hasta el velódromo de Saint Vincent con 47 segundos de ventaja sobre el toledano, que tuvo en Pepe Gómez del Moral un magnífico auxiliar. ¿Me habrá visitado el señor Alzheimer?