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Una broma de cuarenta millones

Aunque se venda que faltan dorsales, el problema grave es otro. El Madrid tiene cerca de diez futbolistas que no entran en los planes del nuevo proyecto y la media de sus fichas ronda los cuatro millones anuales. Vamos, que el pico saldrá por cuarenta millones si no se les da salida. Con eso se paga la ficha de las nuevas incorporaciones, incluidos Kaká y Cristiano, y sigue sobrando dinero. Es la factura que queda tras dos años de política errática en cuanto a fichajes, de prisas innecesarias en el mercado de invierno, de gastar alegremente porque se conocía que los ingresos estaban estabilizados por encima de los trescientos millones.

Al final el club tendrá que pagar esta fiesta. O vendiendo más barato para que los clubes interesados puedan asumir tan descomunal ficha, o comiéndose con patatas los contratos firmados. También es cierto que alguno de los que está en venta podría ser utilizado durante la temporada, pero para eso debería estar a partir de ahora la cantera. Queda otro asunto espinoso y es el puramente laboral. Todos estos jugadores, digamos que marginados, tienen sus derechos y hay que respetarlos en la medida de lo posible. Lo contrario no se entendería en una gestión que está cuidando más que nunca las formas. Al final, ya lo verán, la operación salida se hará, pero costando muchos millones.