'Ibra', entre un bailarín y un gánster
Zlatan Ibrahimovic no es simplemente un goleador que gana un sueldo récord en Italia. El delantero sueco es una mezcla de muchas características. Tiene sangre croata y bosnia por sus padres, pasaporte sueco, pero futbolísticamente pertenece a muchos países. Nació en Suecia, pero triunfó en el Ajax de Holanda durante cinco temporadas, antes de llegar a Italia, donde lleva otros cinco años, dos en la Juventus y los tres últimos en el Inter. Parece un brasileño por el gusto con el que trata la pelota, ha sido comparado al mítico Van Basten por su estilo, pero en Italia ha añadido más definición de cara a portería. En el campo, se mueve como un bailarín y al mismo tiempo remata como un gánster. Es un encanto verlo y una pesadilla marcarlo.
En la última temporada, ha marcado nuevos récords: fue pichichi por primera vez en Italia con 25 tantos (sólo dos de penalti). A pesar de todo, siempre ha tenido un gran problema: antes en la Juventus y luego en el Inter nunca ha sido determinante en la Champions. Que sea culpable o víctima nadie lo puede saber. Esto es uno de los motivos por los cuales quiere triunfar en el Barça campeón de Europa logrando lo que tampoco pudo hacer con Suecia. Pero no sería Ibrahimovic si no se hubiese portado como lo hizo al final de la liga, cuando maltrató a sus aficionados primero con gestos y luego con palabras. Dijo que quería cambiar de equipo y de país buscando un nuevo desafío. Dijo que le gustaría ir al Barça y al Barça está llegando. Suerte, Zatlan.