Los días pasan y la inquietud crece. El personal quiere que Florentino fiche a Xabi Alonso sí o sí. Me consta que el presidente no es ajeno a ese deseo comprensible del pueblo, pero no termina de convencerse de la necesidad de estirar más una chequera (se ha gastado hasta la fecha 216 millones de euros) para conseguir que el donostiarra ponga la guinda de lujo a una plantilla extraordinaria y rica en proteínas futbolísticas. El viernes estuve en el corazón de La Mancha (Higueruela), a sólo 41 kilómetros de Almansa, donde Iniesta recibía un justo homenaje. Mis paisanos me martillearon la cabeza: "Roncero, dile a Florentino que es necesario equilibrar el centro del campo para que Cristiano, Kaká y Benzema se salgan. El Barça sin Iniesta no sería nadie".

Esa opinión la comparte Pellegrini. Cierto que el chileno no puede quejarse porque tiene un plantel con el que soñarían todos los entrenadores del mundo. Con esos mimbres parece imposible fracasar. Pero Pellegrini sabe de esto y tiene claro que Xabi Alonso es la tuerca que permitiría funcionar el reloj blanco con precisión suiza. El míster tiene a Lass, Gago y Diarra, que no es poco. De hecho, Florentino ha parado la sala de máquinas y ni siquiera está dispuesto a intentar un segundo asalto a los despachos de Anfield (su oferta fue de 27 millones) aunque hoy Xabi Alonso agarrase de la pechera a Benítez y le dijese que verdes las han segado. La afición quiere al de Tolosa para completar este maravilloso proyecto. Pero no les voy a engañar. Está crudo...