La tiranía de los jugadores estrella
Con la complacencia y connivencia de los clubes, futbolistas estrella ejercen la tiranía de la rebelión contra sus equipos con el "me quiero ir". Según el caso, los clubes son zorras o gallinas. El Valencia fue zorra con Van der Vaart (llegó a posar para AS con la camiseta che), pero le salió rana. El Hamburgo se plantó, Van der Vaart se quedó hasta que lo vendieron un año después al Madrid más caro. El Madrid fue zorra con Villa (agua) y lo está siendo con Xabi Alonso y Ribéry. Y el Barça con Villa. Están haciendo amigos. ¿Y si mañana Messi dice "me quiero ir. He acabado un ciclo, lo he ganado todo y quiero probar otro fútbol?", ¿qué haría el Barça, que hizo hombre y futbolista a Messi?, ¿plegarse al capricho o a una oferta no suficiente bajo la presión de que Messi ya no quiere ser culé? ¿Cómo reaccionaría el Madrid si en dos años Kaká dice "tengo saudade y me quiero ir"?
Esto no es una novia, que por sentimiento ya no te quiere. Esto es una profesión con contratos y obligaciones y no con promesas de amor. Los jugadores se han convertido en unos tiranos caprichosos. Sólo les amparan los contratos cuando son un problema, pero cuando están florecientes, pretenden marcharse a la trágala. A Villa ya le quiso el Madrid y el Barça el año pasado y aún amplió su contrato hasta 2014. ¿Le pusieron una pistola o no sabía lo que firmaba? Cuando los clubes se pongan firmes, los jugadores dejaran de ser mimados y sus agentes, ricos aprovechados a costa de ellos y sus pocos escrúpulos.