Contador es el jefe de este Tour
La primera etapa de los Pirineos me defraudó completamente, pese a que Alberto Contador diera un golpe de autoridad y demostrara que es, sin duda, el hombre más fuerte de la carrera. Esperaba mucho más de Cadel Evans y de los hermanos Schleck. Sólo el australiano lo intentó, pero fue más un ataque de cara a la galería que efectivo. En cambio, no me sorprende que Carlos Sastre no se moviera, él es más un corredor de fondo, al que no le venía bien una sola ascensión explosiva, y que está más fino en la última semana. Los Schleck, y sobre todo el pequeño, Andy, no deben andar muy bien cuando no asomaron la cabeza ni se dejaron apenas ver. Un Tour de Francia con los dos luxemburgueses y con Evans o Denis Menchov a medio gas no tiene todo el aliciente que merece una ronda tan grande como ésta.
Sin embargo, hemos descubierto que Lance Armstrong se encuentra en un gran momento, que con 37 años sube como antes de su retirada, con chavales de 22. Le he visto muy suelto y hay que reconocer su valor y alabar su altísimo nivel, pero el jefe de este Tour es Contador. El madrileño demostró en Arcalís que le dan igual las órdenes de equipo o lo que diga Johan Bruyneel. Él ha venido a Francia a ganar la carrera, y eso es lo que va a hacer. Si en el Astaná no le tienden ninguna trampa o se vuelcan con demasiado entusiasmo en la ayuda con el texano, nuestro ciclista no debería tener problemas para conquistar por segunda vez los Campos Elíseos.