El galo caerá como fruta madura
A diferencia de otros fichajes, el del francés seguirá el camino de antaño, el de Zidane o Ronaldo. Esto es, trabajo de desgaste. Desde el momento que el Bayern comunicó hace unas horas al Madrid que si llegaban con 80 millones de euros el jugador sería suyo, no queda otra que esperar. Se dan las dos circunstancias básicas: Ribéry ha expresado su deseo de jugar en el Madrid y el club bávaro acepta vender, aunque sea pidiendo una cantidad desmesurada. Según pasen los días, aumentará la ansiedad del futbolista y crecerá la impaciencia del club por hacer caja. Eso desembocará en una rebaja del precio.
El tiempo juega pues a favor del Madrid. Es tan firme la voluntad de Ribéry de venir que no se descarta incluso esperar una o dos temporadas. Florentino no le dejará con trasero al aire y premiará el paso adelante que ha dado asegurándole el mismo contrato ahora o dentro de dos años. El resto de informaciones que se filtran desde Múnich no cambiarán el decorado. Nadie pagará lo que le han pedido al Madrid. Incluso si así fuera, el jugador se negaría al traspaso. Aquí, más que nunca, se acabará cumpliendo aquello de que el futbolista acaba jugando donde quiere.