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Una tarjeta amarilla para el Tour

Mark Cavendish demostró ayer que es el velocista del momento, un pura sangre intratable. Pero el británico cuenta además con la ventaja de disponer de un equipo entero que le lleva en bandeja de plata a la victoria: el Columbia. Con la ayuda de sus compañeros evita la enorme tensión de colocarse y buscarse la vida, meterse en un hueco entre los primeros puestos, como le toca hacer siempre a nuestro Óscar Freire. A Cavendish le basta con realizar los últimos 200 metros para ganar. No es imbatible, como bien dice mi paisano Freire, aunque en el resto de las jornadas llanas va a resultar muy difícil batirle por el tren que impone el Columbia en las rectas finales, como hacía el Saeco con Mario Cipollini. Así resulta casi un juego de niños.

Freire no iba tan bien ubicado antes de la última curva en Brignoles, pero no quiso tomar más riesgos de los necesarios cuando se produjo la caída en la que se vio implicado el euskaltel Koldo Fernández. Iba a rueda de Tom Boonen, pero frenó a tiempo. Los organizadores del Tour de Francia no habían señalizado bien la llegada, ya que se produjo bastante confusión al encontrarse los corredores con la vía para los coches de equipo. Tarjeta amarilla para los chicos de Christian Prudhomme por provocar un riesgo innecesario. Ahora, a Óscar se le presenta una buena primera semana en la que tendrá a tiro su primer triunfo en esta edición. Si no se produce hoy, seguro que tiene marcada la meta en Montjuïc, que pica para arriba, donde no tiene rival.