Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Todo pasó en el verano de 2003

Agosto, tarde de sábado. El Plus ofrecía el primer partido del Manchester en la Premier. Debuta un tal Cristiano Ronaldo, que había costado 18 millones de euros. Nada más acabar el choque recibí la llamada de un compañero. Le dije que yo también estaba marcando su número. Ambos estábamos alucinados con lo que habíamos visto. Días después, coincidimos con Florentino Pérez, que andaba reestructurando la plantilla tras las salidas de Hierro y Del Bosque. No se había perdido ese encuentro. Cuando le preguntamos por el luso esbozó una sonrisa y se limitó a decir: "Tiene 18 años, hay tiempo para que madure en Inglaterra". Nunca lo he hablado con él pero creo que desde esa fecha, hace seis años, ya tenía claro que Cristiano vestiría de blanco algún día. Aquella exhibición con el Manchester había marcado su futuro.

Existe otra clave para entender este fichaje: su representante. Jorge Mendes. A diferencia de otros, es un tipo que se hace respetar por su seriedad y palabra. Me consta que hace muchos meses que dio esa palabra a Florentino. Mendes se mueve por afectos y en busca de acumular más prestigio. Por eso también el Madrid puede estar tranquilo: el jugador no perderá la cabeza en la capital mientras esté bajo su manto. Porque de su juego quedan pocas dudas. Sigue desbordando como en su debut. Ha mejorado en el disparo de larga distancia y en el remate de cabeza. Físicamente es más poderoso que hace seis años. En fin, es el valor más seguro.