NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Igual que Indurain y... Armstrong

Los prólogos o contrarrelojes cortas no deciden nunca una gran vuelta, pero ya nos enseñan cosas. Nos dicen, la mayoría de las veces, quién va a ser el jefe del pelotón o el equipo-referencia. Los grandes campeones siempre han dado golpes de autoridad en estas jornadas iniciales, porque es una forma de empezar a machacar la moral de los rivales. A los dos ejemplos más recientes me remito. En los cinco años que Miguel Indurain ganó el Tour de Francia, se impuso en dos prólogos (1992 y 1993) y quedó segundo en otro (1994). La cosecha de Lance Armstrong fue similar en sus siete entorchados: dos victorias (1999 y 2002), tres segundos puestos (2000, 2004 y 2005) y un tercero (2001). Cuando no pudieron colarse entre los tres primeros, siempre hubo una explicación. Indurain fue séptimo en 1991, cuando aún iba de tapado, y el 35º en 1995, cuando no quiso arriesgar bajo la lluvia (el favorito al prólogo, Chris Boardman, se fracturó un tobillo). En el caso de Armstrong, acabó séptimo en la crono de 2003, el año que, con diferencia, más sufrió para ganar el Tour. Ese mismo puesto lo ocupó Miguel en 1996, en la edición de su derrota. El prólogo nos anticipó su final.

Ayer, en Montecarlo, Alberto Contador se clasificó segundo y se puede asegurar que es el líder virtual del Tour, porque sólo le ganó Fabian Cancellara, un especialista que desaparecerá de los primeros puestos en la gran montaña. Nuestro Pistolero de Pinto ya le ha dicho a todos sus rivales quién es el jefe de este Tour... Incluso a ése que antes terminaba siempre entre los tres primeros.