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Un cargo que quema mucho

Aparentemente Del Bosque es el mismo de siempre. Es más, en las tres charlas que he tenido con él en Suráfrica, se mostraba cercano, relajado y afable. Como es él. Pero ha habido sucedidos que delatan cierto cambio, similar al que sufrieron otros en su cargo. El más significativo y trascendente ocurrió en la semifinal. Se percibió cierto bloqueo a la hora de efectuar los cambios, cuando ya lo teníamos en japonés ante los americanos. Es como si el puesto atenazara sabiendo los millones de aficionados que están detrás. Horas después deslizaba un comentario inoportuno que se asoció a la política de fichajes del nuevo Real Madrid. Raro, porque le habíamos puesto el capote mil veces y no había entrado.

La repercusión y las críticas que ambos asuntos han tenido puede que alteren la plácida relación del seleccionador con la Prensa. Como ocurrió con Luis, su fichaje nunca fue cuestionado, todo lo contrario. Esa baza debe seguir aprovechándola por el bien del equipo. Nunca más se repetirá lo de ganar un título en plena guerra entre medios y seleccionador. No hay humano que aguante eso, salvo que el interesado tenga tomada la decisión de marcharse. Por el momento, Del Bosque ha pasado bien la primera prueba y apechuga con gallardía sus primeros errores. Esperemos que no caiga en la tentación de culpar al mensajero.