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Olé Llorente: pobres, pero con honra

Ayer fue un día de exaltación del Valencia. La pareja Javier Gómez (debería pisar más la calle y las peñas) y Manuel Llorente le dieron una alegría al valencianista. Con su decisión repusieron el orgullo herido de la afición, que se sentía atropellada por el rodillo madridista. Una cosa es estar arruinado y otra que te quieran vacilar en tu casa aprovechándose de tu debilidad. Hasta ahí podíamos llegar. Antes regalar la casa que venderla bajo coacción y prepotencia. Y eso es lo que pasó ayer. Después de una semana de presión, le ha explotado en las manos a Florentino Pérez y al Real Madrid sus formas de someter al Valencia para arrancarle a Villa a las bravas y con cierta chulería, aunque luego lo quisiera disimular ofreciéndose a Canal 9 para aparentar ser un buen chico.

Si el Madrid hubiese valorado a Villa como si fuese Villary y jugara en el Bayer o se llamara Cristiano Villaldo y jugara en el Manchester, habiendo sido Bota de Oro de la Eurocopa y llevando cientos de goles en los últimos años; si el Madrid hubiese hecho eso, el Valencia habría vendido al jugador. Incluso lo daba (malvendido) por 30 y Negredo el sábado pasado. Pero Florentino se pasó de listo. Y ahora le costará más dinero a él o a quien sea. El Valencia dio ayer un oportuno golpe de autoridad, otro de autoestima para su afición y un aviso a los cracks. Si hacen chantaje, pueden perder el pulso. Ánimo pareja: vender los menos cracks posibles e intentar salir de la ruina. ¡Ufff!