La sonrisa de un pueblo feliz
Ayer se cumplieron 33 años de la masacre de Soweto. Cada año los surafricanos celebran en esa fecha la fiesta de la juventud. Los estudiantes negros acabaron dinamitando al salvaje gobierno del apartheid. Aquel día murieron 200 chavales tras la carga de la policía. Digo esto porque para la Selección pasó inadvertida la efeméride, salvo porque apenas había tráfico y el comercio estaba cerrado. Lo digo también porque a uno se le hace un nudo en la garganta viendo la alegría de un pueblo que lo ha pasado tan mal. Siempre tienen una sonrisa de agradecimiento. Para las gentes de Bloemfontein la presencia de nuestra Selección es motivo de orgullo y celebración. No dan crédito.
No hay dudas, somos los favoritos de la afición local. Nos pisa los talones Brasil. Viajando de Johannesburgo a la nueva sede, me quedé impresionado en el aeropuerto. Empleados y viajeros pugnaban por una foto con Luis Aragonés. Entonces descubrí la trascendencia de la Eurocopa. Lo mismo ocurrió horas antes en Pretoria. Y no les exagero si les digo que a los habituales gestos de cortesía, unen reverencias al verle. El juego de España, definitivamente, está de moda en cualquier rincón del mundo.