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Del Bosque es muy feliz en el cargo

El estado de ánimo de un seleccionador es fundamental para el grupo. Apenas media hora de convivencia en una templada noche africana me hicieron ver que Del Bosque disfruta a tope con su trabajo y que la Confederaciones es un reto para él. El próximo Mundial se puede empezar a ganar un año antes. Mismo escenario, parecidos rivales. Aunque su obsesiva prudencia le lleva todavía a hacer cuentas con Bosnia para el primer puesto en el grupo de clasificación. Los pocos días de estancia en Suráfrica le han servido para acrecentar su sentimiento solidario con un continente desfavorecido. No se queja ni de la estancia ni de las deficientes infraestructuras. Es más, lo justifica todo. ¿Que no vimos leones en el safari? Pues será que los animales están un poco hartos de tanto trasiego de coches por los caminos que han habilitado en el parque natural.

Del mismo modo, con sencillez, asume la euforia que se vive en torno a la Selección. Entiende que el aficionado lo quiera ganar todo. Está bien tratado por la gente de la calle, por la Prensa y hasta por sus jefes. Eso hace que se sienta un privilegiado con su trabajo. A poco que le fuerces puede acabar reconociendo que es un chollo. Porque pese a la responsabilidad del cargo y las exigencias del momento, sabe que disfruta con la mejor generación de futbolistas de la historia y sabe que nunca el país estuvo tan volcado con la Roja. Por eso el cargo le viene como anillo al dedo. Hay que ser muy inteligente para administrar tanta corriente positiva. Y Del Bosque lo es.