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Tendrán que olvidarse del lujo

Del Bosque insiste en que hay que tener los pies en la tierra. Pues bien, Rustemburgo, primera parada de España en Suráfrica, va a ayudar al seleccionador. Los jugadores van a vivir en unas modestas habitaciones que nada tienen que ver con los hoteles de lujo a los que están acostumbrados. Y no es por mala planificación federativa. Es lo que hay. Se alojarán en el mejor sitio de la zona y pese a ello les sorprenderá la austeridad del recinto. Ni teles de plasma ni salas de juego ni tiendas de marca. Las dos grandes distracciones a partir de hoy serán entrenar mañana y tarde o contemplar la majestuosa cordillera Magaliesberg, un fenómeno de la naturaleza en forma de pared vertical de piedra rojiza. Bueno, también hay cobertura de móvil y un coqueto campo de golf.

Hasta en eso repetimos los pasos de la Eurocopa. Salvando las distancias entre Austria y Suráfrica, ambos lugares de concentración no se caracterizan por presumir de estrellas, todo lo contrario. Entonces y ahora, la Selección huye de fijar su sede en una gran metrópoli. Johannesburgo, como hace un año Viena, se visitará si acabamos jugando la final. Digo todo esto porque hasta en eso ha querido Del Bosque ser respetuoso con las cosas que acabaron haciendo fuerte al grupo. Casillas y el resto de pesos pesados del equipo han demostrado que no son nada exigentes, pero puede que esta vez tuerzan un poco el gesto al ver el panorama. Aunque si seguimos pregonando que hay que ir de humildes, la estancia en Rustemburgo, mano de santo.