No disfruta de demasiada aceptación o seguimiento, como prefieran, el Campeonato del Mundo de Turismos entre los aficionados españoles. Y es una lástima. Primero, porque tenemos la suerte de que sea una marca nacional, Seat, la campeona vigente de constructores y pilotos (aunque no sea con Marc Gené, el español del equipo sino con el francés Yvan Muller). Pero además, las carreras de esta disciplina resultan tremendamente cometidas, con pugnas por cada una de las posiciones, de la primera a la última, que sorprenderían a más de uno. Básicamente porque estos son coches carrozados, que toleran una lucha cuerpo a cuerpo inimaginable con monoplazas, que parecen tener cada una de sus piezas cogidas por alfileres.

El Mundial llega este fin de semana a Valencia, al circuito Ricardo Tormo. Así que me parece una excelente oportunidad para descubrirlo, sobre todo porque es un campeonato que no se ve fácilmente por la tele al estar fuera de las cadenas generalistas. Bien merece la pena pasarse por Cheste (¡y la entrada es gratis!) para disfrutar de emocionantes carreras de unos coches que, además, son los que todos podemos comprar en los concesionarios: un León de Seat, un Serie 3 de BMW o un Cruze de Chevrolet. Es decir, que cualquier conductor puede sentirse más identificado con la victoria de su marca que en cualquier otra especialidad. La guinda del espectáculo sería que Gené aprovechara la motivación añadida de correr en casa para buscar una victoria que le diera notoriedad añadida a esta cita española del WTCC.