Absurdo rechazo a la Euroliga
Lo diré claro desde el principio: en la controversia actual entre Euroliga y ACB le otorgo la razón a la Euroliga. En la reforma que propugna Jordi Bertoméu se conceden a equipos españoles cuatro de las trece plazas fijas en la competición (licencias A), o sea el doble que a los tres países siguientes en representación, Italia, Grecia y Turquía. Rusia, Lituania e Israel sólo tendrán una. Otro detalle importante a considerar es que la participación fija de Unicaja, Real Madrid, Barça y Tau no impediría el acceso de un quinto club español, bien fuese como campeón de la Liga ACB o como ganador de la Eurocup, segunda competición continental. Rechazar ese trato de privilegio por parte de la Euroliga es tirar piedras contra el tejado propio.
Los trece equipos ACB que se oponen a la reforma tienen cauce deportivo para acceder a la competición. Si demuestran en la cancha que están al nivel de los mejores, nadie les cerrará el camino. Es más: al campeón ACB, aunque no fuera uno de los cuatro clasificados de oficio, se le daría prioridad sobre el campeón de cualquier otra Liga europea. Pedir más, cuando a países como Rusia sólo se les asegura un puesto, me parece excesivo.