Lo mejor debe estar por venir

Lo mejor debe estar por venir

La situación de Fernando Alonso y el equipo Renault en este Mundial 2009 nos está abocando a todos a la resignación. Quiero decir que la sensación general que nos dejan los acontecimientos, por lo que escucho y hablo con los aficionados, es que somos conscientes de que tenemos a un piloto capaz de ganar el campeonato (entre otras razones obvias, porque ya lo ha hecho), pero que ni su coche está a la altura de las circunstancias ni tampoco la escudería tiene muchas opciones de mejorar de forma significativa tras la polémica de los difusores dobles. Mal asunto, porque esa impotencia puede terminar por afectar a la moral de la tropa, tanto que ya estamos pensando más en lo que ocurrirá el año próximo que en la resolución de éste.

El único consuelo que nos queda es que, aunque a veces parezca mentira, tan sólo se han disputado seis grandes premios de la temporada y ya sabemos que mientras hay vida, hay esperanza. Pensar en el título suena ya casi a utopía, pero no estaría de más que pudiéramos darnos alguna alegría antes de que el telón caiga el primero de noviembre. Sería muy bueno para el futuro de Alonso y, sobre todo, para hacer más llevadera la larga travesía en el desierto en la que puede convertirse un Mundial con el español aspirando a sólo puntuar en el mejor de los supuestos. Lo que nos debe animar es saber que si Renault es capaz de dar un saltito hacia adelante, quien no fallará será el piloto. Y eso es siempre la mejor de las garantías. Ojalá sea así...