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Agüero, a repicar en La Catedral

Agüero repicó en San Mamés en su primera temporada (golazo y penalti que le hicieron), repitió la temporada siguiente y espera hacerlo mañana otra vez. Sería por el bien del Atlético, al que ya siente tanto como los miles de hinchas que le aclaman con gritos de "¡Kun, Kun, Kun!" en el Calderón. En el feudo rojiblanco no se le discute. Se le quiere. Es talento en estado puro. La gente se da codazos para advertir al otro cómo ha pinchado un balón, cómo lo controla con el aliento del defensa en el cogote y cómo se marcha de él en un santiamén. Jugador potente, con el centro de gravedad bajo, es rápido como un demonio y cada vez define mejor. Si ha tenido un mes malo, quizá sea porque se distrajo algo tras el nacimiento de su hijo. Ha vuelto. Y lo mejor es que su socio Forlán nunca se ha ido. Espléndida su temporada.

El Calderón cree tener la mejor pareja de delanteros: Agüero-Forlán. Y un buen soporte, Simao, jugador más intermitente, pero el segundo futbolista de Primera que más balones mete en el área: 338. En esos pilares se asientan las esperanzas de los atléticos no sólo para este final de temporada, sino para la siguiente. Agüero dice que si por él fuera se quedaría siempre en el Atlético, que debe ser también el pensamiento de los dirigentes. Desde luego lo es de los aficionados. Ahora, le toca repicar en la Catedral.