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Sólo hay que rematar la faena

Con que poquito somos felices", decía un atlético cuando la riada rojiblanca abandonaba el Calderón tan contenta después del triunfo ante el Valencia (1-0). Saltaban y saltaban mientras cantaban al son de la música de Pipi Calzaslargas, con la letra de "Te quiero Atleti" y la coreografía importada de la hinchada del Eintracht Francfort. Sí, esa del "lololololo, lolololo" que empiezan entonando en el fondo sur y a la que se suma todo el estadio.

La comunión entre afición y equipo es ahora mismo total. Sería un chasco que se rompiese, ahora que ha habido enmienda en todos. En el equipo, con su compromiso total como prueba la entrega de que hace gala en cada partido; en la afición, porque hace la vista gorda ante cualquier desatino y anima sin cesar. Cree que no hay mejor pareja de ataque que Forlán y Agüero, se descubre cuando Ujfalusi saca sobresaliente jugando de lateral, se rompe las palmas para aplaudir a Assunçao, infinitamente mejor futbolista de lo que parece, y saca los pañuelos cuando un chaval de la cantera, Domínguez, cuaja un notable partido. Con todo eso, el equipo está en la Champions. Sería imperdonable que estropease la faena en los dos partidos que quedan. Sólo falta rematarla.