El Valencia, contra sí mismo
Son tantos los achaques que sufre el Valencia que es una caja de sorpresas. Lo mismo se tira siete semanas sin ganar, que encadena cinco victorias seguidas y le planta cara al Barça en Mestalla y no le gana por poco. Su gran objetivo es ir a la Champions para endulzar un año difícil, aunque no tan sísmico como el pasado con el terremoto Koeman, el fantasma del descenso y el juicio Albelda-Soler. El Valencia siempre es volcánico; un club en erupción que es capaz de sobrevivir a Soler y Koeman y ganar la Copa del Rey en el mismo año. Y que podría quedar entre los cuatro primeros cuando hace un mes y medio estaba a muchos puntos de la Champions.
Y lo haría en un año en el que sus jugadores están todos en venta, desde mitad de temporada; en el que han estado sin cobrar dos meses; en el que se han parado las obras del estadio nuevo; y en el que hasta se tiene la documentación redactada por el despacho de Garrigues para presentar la suspensión de pagos (Ley Concursal). Y, por si faltara poco, con Villa y Silva en el escaparate de ventas. Si con todo ello, el equipo y Emery son capaces de volver a la Champions habrá que dar por buena la temporada deportivamente y luego preocuparse de contarle a la gente el cáncer económico que dejó Soler y el tratamiento al que hay que someterse para que siga habiendo club.