A Henry no le paraba ni un ejército
Fue injusto el Bernabéu con la bronca a Ramos. A Henry no le paraba ayer ni un regimiento. Rompió el partido cuando quiso con velocidad y goles. Ese es el Henry que un día deseó Lorenzo Sanz, el mismo que encumbró al Arsenal y que parecía un jubilado el pasado año. Otro tanto que se debe apuntar Guardiola. Pero el público fue injusto con Ramos porque el baño azulgrana se extendió por todas las zonas del campo, incluido el banquillo. ¡Menos mal que Juande sabía cómo parar al Barça! Tan pendientes estuvieron toda la semana de diseñar la estrategia para anular a Messi que se olvidaron del francés.
Es curioso que nadie reparara en las pocas ayudas que tuvo el sevillano en la banda. La explicación es sencilla. Si como en otros partidos Lass se hubiese dedicado a taparle las espaldas, Iniesta y Xavi habrían destrozado más al Madrid en la zona ancha. Sobra decir que Robben, como ha ocurrido durante toda la temporada, se olvidó de lo que significa ayudar al equipo. Ayer puede que aprendiera un poco del propio Henry, incansable en la recuperación, como Etoo. Definitivamente no fueron las vergüenzas de Ramos las que quedaron al aire, sino las de un equipo que amparado en remontadas épicas se olvidó de jugar al fútbol. Y eso se acaba pagando.