Ramos no tiene toda la culpa

Sergio Ramos abandonó el Bernabéu pitado por el público. Le reprochaban el baño que le dio Henry y los errores que cometió. A su favor el pase del primer gol y el remate del segundo, lo que habría sido magnífico si no fuera porque el rival cerró una victoria de esas que alborotan las hemerotecas. Sergio es un jugador con grandes condiciones pero hace tiempo que su gran problema es administrarlas bien. Anoche fue blanco de las críticas aunque no estuvo por debajo del resto de compañeros. Sólo que sus fallos fueron muy evidentes, especialmente el problema que tiene para mantener la línea defensiva, con lo que acaba rompiendo siempre el fuera de juego rival. El lateral guardará el partido ante el Barça como uno de los peores recuerdos de su vida.

Tiempo tiene para reponerse. Juega a su favor la juventud, el carácter y su aptitud. Sólo necesita además que su entorno le asesore y él les escuche para que no cometa errores como el del famoso día que se fue a ver a su amigo Talavante para verle torear. Aunque pidió perdón este tipo de cosas quedan en la memoria de la gente y aparecen cuando pintan bastos. Malos tiempos como cuando el joven defensa del Madrid llegó a la Eurocopa angustiado por la falta de cariño que recibía por parte de los aficionados blancos, harto por una renovación eterna y molesto por las críticas, tras las cuales su entorno veía una extraña mano negra, o muy blanca. Sergio Ramos es un gran chico y un buen futbolista. Y, como todos, seguro que aprende de sus errores.