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Aspiraciones máximas y justificadas

Al Regal Barça actual sólo le veo un defecto: el traje a rayas tipo Chicago años 30 que le han endosado al cuerpo técnico. Pero al margen de que Xavi Pascual, con su pelo engominado, nos haga pensar en Al Capone, el conjunto azulgrana es una formación impecable, aspirante a todo. De hecho, dije a principio de temporada que su plantilla era, quizá, la mejor de Europa y, en consecuencia, sería candidato notable a cualquier título. En la escena internacional el CSKA y el Panathinaikos tienen más galardones y solera, pero el Barcelona dispone de jugadores idóneos, no ya por su calidad, sino por su experiencia. Lakovic, Navarro o Andersen, por citar sólo tres nombres, no tienen nada que envidiar a nadie en ambos aspectos.

Cabría pensar que la diferencia en esta edición de Berlín puede estar en los banquillos. Ettore Messina y Zeljko Obradovic, e incluso Panagiotis Giannakis, tienen más peso ante los árbitros que el técnico catalán, debutante en una Final Four, pero ese es un detalle secundario. Lo básico es que el Barça es un destructor equiparable al que conquistó la corona continental en la edición de 2003, con Sarunas Jasikevicius, Dejan Bodiroga, Gregor Fucka, Anderson Varejao, Roberto Dueñas, Nacho Rodríguez y el propio Navarro en el equipo. Esta vez, el trío Lakovic-Navarro-Ilyasova es sencillamente de ensueño, y está arropado por magníficos compañeros en todas las posiciones. O sea que aspiraciones, las máximas. Y justificadas.