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David Alonso

En pleno desierto y sin agua

Esto no funciona. Si falla hasta la bomba del agua más vale empezar a rezar. La gesta de pilotar hora y media a palo seco, con una temperatura de unos 55º C en el habitáculo y sometido a un esfuerzo físico máximo no puede ocultar una realidad frustrante. El proyecto está atascado. Tras la brillante clasificación en Shanghai (a pesar del poco combustible), de oír a Alonso hablar de "progresos increíbles", en una carrera sin lluvia, con nuevo difusor, con KERS, con buena pista para adelantar el botín de Sakhir sabe a postre caducado. Hace un año, a estas alturas, el troncomóvil R28 llevaba ¡un punto más! que este R29 candidato al título según el clarividente Briatore. Si esto sigue así, Alonso tiene menos futuro en este Mundial que Pepe como candidato a la alcaldía de Getafe.

Al margen de la mala salida, el coche, de momento, no da para más. Ojalá no vaya a peor porque para Montmeló, donde muchos equipos, con Ferrari a la cabeza, preparan una gran revolución, Alonso vaticina sólo leves avances. McLaren, claramente por detrás en Australia, ha progresado más y mejor que Renault. Es la rueda a seguir. Mientras continúa el paseo triunfal de BrawnGP y Button (28 puntos más que en 2008 tras cuatro carreras), y Vettel se consolida como firme alternativa, Alonso tiene ante sí una dura montaña que no sabe cómo escalar. Pudo irse a Brawn, a Toyota y a Red Bull (también a BMW) pero optó por quedarse en Renault. A veces una decisión errónea te cambia la vida, aunque esta novia le va a durar poco tiempo ¡En el desierto y sin agua! Expresiva metáfora.