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La lluvia sólo sirvió para que llegaran las decepciones

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Así es el deporte. De la esperanza a la desilusión en cuestión de horas y sin apenas transición. El sábado nos las prometíamos todos tan felices con las posibilidades de Alonso, pero resulta que la carrera de ayer en Shanghai fue terriblemente decepcionante. El sensacional trabajo del equipo Renault durante el fin de semana, adaptando el R29 al nuevo escenario de los difusores dobles, tirado por la borda a causa de las condiciones adversas, una estrategia nada acertada e incluso el error de un piloto que tan poco dado a ellos suele ser. Lo explicó con claridad meridiana el propio asturiano: todo lo que podía salir mal, salió mal. Lo peor del asunto es que, después de tres carreras, cuatro puntos es un paupérrimo botín para quien aspirar a ser campeón del mundo otra vez.

No entendí las ventajas de la primera parada en boxes de Alonso y el desarrollo de la carrera demostró que no tenía ninguna justificación. No hay que saber mucho de Fórmula 1, creo, sólo hacer caso a un razonamiento lógico que apunta que para quedarte el último del pelotón siempre hay tiempo... También es cierto que fue un infortunio que segundos después de decidir esta estrategia el coche de seguridad se retirase, pero estaba claro que era algo que podía ocurrir. Lo mejor del día fue la remontada de Fernando... hasta que él mismo arruinó su esfuerzo con un trompo que debía haber evitado a toda costa. La situación era delicada, sin duda, pero precisamente en esos desafíos es cuando los grandes, como él, sacan a pasear todo su talento.