Pepe, gran error de Joan Plaza
Disponer de tres primeros espadas es óptimo para un gran festejo taurino, pero no tanto para una plantilla de basket. Con Raúl y Llull en nómina, añadir al argentino Pepe Sánchez fue un error táctico de Plaza y de quienes le dieron el visto bueno. Sencillamente, no había minutos para todos. Se tenía que incurrir en una incongruencia: frenar la progresión de Llull, infrautilizar a Raúl, o tratar como un suplente sin galones a un campeón olímpico. El propio Sánchez se percató de la situación enseguida y sugirió una rescisión de contrato amistosa. Plaza le animó a seguir, pero la lógica se impuso. El divorcio ha sido inevitable en un compromiso que jamás debió existir.
Dije tiempo atrás que, al margen de los resultados y la muy probable sequía de títulos, lo peor para el Madrid esta temporada era la destrucción de un proyecto recién salido del horno. Cuando relevó a Maljkovic, Plaza dijo que su primera medida sería dar alternativas al equipo, acabar con la dependencia excesiva de Bullock y Reyes. Casi tres años después, la vieja guardia de Maljkovic sigue siendo el salvavidas al que se aferra el Madrid para evitar el naufragio rotundo. Demasiados cambios para acabar en el mismo sitio.