Adiós a los líos, mejor para todos

Adiós a los líos, mejor para todos

Siempre he sido contrario a las limitaciones técnicas en la competición de élite. No estamos hablando de certámenes monomarca o de promoción, sino de la máxima expresión del deporte del motor. Buena parte de la evolución y el espectáculo se basa en la rivalidad no sólo entre pilotos y máquinas, también en tecnología de motores, neumáticos o electrónica. Se tienen así variables que hacen más incierto el resultado de la ecuación, abriendo los pronósticos y con ellos, la emoción y el interés general. Dicho todo esto, también reconozco que lo ocurrido durante el último año con los neumáticos en MotoGP no beneficiaba en absoluto a casi nadie y que quizá la solución del proveedor único era la más factible y eficaz.

Ante todo, acepto la norma por el respeto absoluto que siento hacia los protagonistas de la cuestión, a los que de verdad se la juegan con todo esto. Si el promotor del Mundial, los pilotos, los equipos y las marcas aceptan que sea Bridgestone la única empresa en concurso, yo no tengo nada más que decir, por supuesto. Sólo deseo que su iniciativa sea la correcta y que esa igualdad sirva para potenciar la rivalidad y la diversión, aún a costa del desarrollo tecnológico. Porque eso sí que ha cambiado en los últimos meses: toca replegar velas y huir de los derroches.