E l Mundial 2008 se cerró en blanco para el motociclismo español. Mal asunto, porque cuando lo habitual es ganar, la derrota resulta doblemente dolorosa. Los pilotos españoles estuvieron ahí, en la pomada, pero menos de lo esperado y sobre todo les faltó rematar, conquistar algún título que avalara su prestigio internacional. Un crédito que ahora toca recuperar sí o sí. Convencer a base de resultados siempre es importante, pero hoy más que nunca. Con los tiempos que corren, lo que menos necesitan los patrocinadores son argumentos para plantearse si su inversión está justificada.

Mi pronóstico apunta al optimismo, al menos en las dos categorías pequeñas. Muy mal se tiene que dar la cosa para que uno de los españoles más cualificados de 125 y 250cc no acabe el año con el número uno en su moto. Tenemos opciones en cantidad y de calidad, así que no hay lugar para las excusas, porque además pienso que el nivel de la competencia está por debajo de otras temporadas. Justo lo contrario a lo que ocurre en MotoGP. En este caso, mi criterio es el opuesto: casi un milagro sería que Pedrosa y Lorenzo lograran superar a Rossi y Stoner, dos campeones en estado de gracia. Pero lo bueno de las carreras, lo digo una vez más, es que no existen las certezas, así que crucemos los dedos.