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Ni Cerezo ni Abel dan con la tecla

Vuelta a las andadas en el Atleti. Otra vez a hablar de proyectos y no de títulos. Va para trece años que no se festeja ninguno. Esa carencia se suplía con entrar en Champions, pero los descalabros ante Mallorca y Osasuna han alejado aún más el objetivo marcado para esta temporada. Una campaña que es un nuevo despropósito. Y la gente atlética, resignada de por sí, se empieza a hartar de ciertas cosas. No está en su mano arreglar tal desaguisado, sino en las de Gil Marín y Cerezo, que deberían dar ya un golpe en la mesa. Si no entrar en Champions significaría reducir el presupuesto de la próxima temporada de 120 a 60 millones y, por consiguiente, tener que vender a los cracks que levantan al público de sus asientos, ¿por qué no empezar la limpia ya? ¿No sería mejor que algunos jugadores faltos de actitud en los últimos encuentros pasaran al olvido como Maniche? Si la disyuntiva es entrar en Champions o no, ¿por qué no se hace ya tabla rasa?

Abel ha cogido el rábano por las hojas. Se quita de encima a Maniche, pero tira de Seitaridis, al que parece que le sale un sarpullido cada vez que se pone la camiseta rojiblanca. La afición le silba siempre porque no soporta que sea tan pusilánime. El domingo tampoco entendió la decisión de Abel de poner al griego en la segunda parte de lateral derecho y mandar a Perea a la izquierda. ¿Y Domínguez, qué? ¿Acaso Ujfalusi no ha jugado en la Fiorentina de lateral? En vez de repetir que la culpa es de la angustia que el equipo tiene por ganar, debería procurar que el equipo no estuviera tan partido como en la etapa de Aguirre. Números cantan: el Atlético ha marcado en Liga 58 goles (sólo le superan Barça y Madrid), pero ha encajado 47 (sólo menos que Sporting, Numancia, Athletic y Mallorca). Esa es la clave: ataca bien y defiende mal. En el equilibrio está su justa medida. Que Abel dé con la tecla, se logren los objetivos y Forlán, Kun y otros vuelvan a Champions.